2ª Etapa Nordkapp
29 - Julio – 2019 - Lunes
Logroño - Santander
El lunes 29 de julio saliamos los 3 de Logroño a eso de las 10,00 de la mañana, después de cargar nuestro Armarioveloz y la moto de Luisete.
Salíamos con un sol radiante y una temperatura óptima, ya que no hacía esos calores exagerados de días atrás, pero tampoco frío. Como íbamos con tiempo, Roberto quiso que fuéramos por el Embalse de Sobrón (precioso) y por el puerto de Los Tornos. Nuestro destino de ese día era Santander, para allí, coger el Ferry que nos llevara a Plymouth, Reino Unido, y así evitarnos cruzar Francia con sus caravanas, atascos, calor...
A medida que nos acercamos a esa preciosa ciudad se empezó a nublar. Tuvimos suerte y no llovió en todo el tiempo que pasamos allí 😊😊👏👏
Lo primero fue hacer el Chek In, y quedarnos tranquilos. Dejamos las motos aparcadas en la fila del parking de la terminal del ferry y nos marchamos.
Habíamos quedado con unos buenos amigos para comer. Delia, a la que echamos mucho de menos, ya que a este viaje también deberían haber venido ella y Javier (D. E. P.). Este viaje iba también por ellos.
Como decía, compartimos mesa y un estupendo buen rato, con Delia, Pilar, Elena y Jesús, aunque este último no pudo comer con nosotros, tuvo el detalle de acercarse a saludarnos un momento. Muchas gracias a l@s cuatro por sacar ese ratito de vuestro tiempo y acompañarnos.
El Ferry salía a las 18,00, pero había que estar allí para las 16,00 como muy tarde. Nos despedimos de las chicas y nos encaminamos a nuestras motos. Había ya un gran número de ellas en la fila esperando también para embarcar. La mayoría ingleses, pero también varios españoles. Justo detrás, una pareja muy simpática de Ávila, a la que volveríamos a ver varias veces durante la travesía.
No tardamos mucho en embarcar y después de sujetar las motos firmemente por los operarios subimos al camarote que compartiríamos los tres.
Una vez que nos instalamos, nos cambiamos de ropa y salimos al exterior para ver alejarse la costa santanderina.
El tiempo de la travesía no se preveía demasiado bueno, y así fue. En cuanto que nos adentramos en alta mar el barco comenzó a tambalearse bastante. Algo que se acentuó a medida que avanzábamos. Tanto fue así que se prohibió la salida a cubierta durante todo el trayecto.
Muchos pasajeros terminaron mareados y, peor aún, vomitando 🤢
Nosotros nos mareamos también, yo personalmente más que los chicos, a los que les duró poco. Pero gracias a la bendita biodramina aguanté y solo fue de cabeza. Eso sí... Los ratos que salía del camarote me encontraba peor y enseguida tenía que volver a tumbarme. Aún así, cenamos (Roberto no pudo, en ese momento era él quien se encontraba peor, pero se le pasó rápido) y pasamos la noche bastante bien, aunque el barco se movía cada vez más.