TRANKY & PEQUE 
Moteros Riojanos

14º Etapa Nordkapp
10  - Agosto - 2019 - Sábado
Birtavarre-Tromsø-Ballangen



Por fin amanecía el tiempo soleado 🌞 Nos pareció un buen augurio (Ilusos)😄
La moto de Luisete no arrancaba, la batería apenas tenía carga y la moto tampoco la generaba. Decidimos cargar las dos motos con los equipajes, y arrancarla la suya a empujón en una cuesta abajo. No podía aminorar la velocidad, ni tocar el freno en todo el trayecto hasta Tromsø, que eran 280 km. Había que deshacer camino andado y volver a subir hasta aquella ciudad. Si encontrábamos un semáforo, o cualquier otro motivo que hiciera que tuviéramos que parar, habría que llamar a la asistencia en viaje 😬
Salimos los tres con la tensión propia de un momento tan delicado. Cuando llevábamos muy pocos km en marcha... ¡Horror!  Vemos a un operario con el cartelito de obras 🚧... Había que parar irremediablemente. El chaval nos explica que había que esperar por lo menos 20 minutos 😱 Luisete seguía con el motor en marcha, detenerlo no era viable... Pero claro, el ventilador se conectó con el consecuente gasto de energía, y la moto finalmente se paró... Tendríamos que llamar a la asistencia en viaje... No se podía empujar allí, no había sitio. Estábamos cerca de la entrada de un túnel, en el que se estaban realizando las obras y era una carretera bastante estrecha.
A Roberto se le ocurrió preguntar al chico de las obras si tenían pinzas. Estaban con una furgoneta y una compañera suya dentro. La chica salió también para ayudar y los dos dos fueron muy amables. Acercamos la moto, colocaron las pinzas en los bornes de la batería y la moto arrancó... Pero claro, aún quedaba un rato, un buen rato, para que abrieran el tráfico en nuestro sentido, así que volvió a pararse. Decidimos esperar a que se reanudara el tráfico y en el último momento volver a intentarlo. Así lo hicimos. Roberto le dijo a Luisete “Tu tira, que ya te pillaré”. Luisete salió nada más arrancar, y se metió en el túnel, sin luces, a gran velocidad, el solo y sin esperar al coche guía.  Según sus palabras, al final del túnel había otro operario hablando con el walkie, seguramente con el compañero que estaba a nuestro lado. Así que nada más verlo aparecer no le dio tiempo más que de apartar la barrera... La cara del muchacho debió de ser apoteósica cuando lo vio llegar y pasar como si fuera un miura y el operario el torero (Descripción exacta de Luisete. No puedo reflejar aquí los gestos suyos al contarlo, aunque creo que os los podéis llegar a imaginar😱😅🤣)
Nosotros no pudimos salir detrás suyo, ya que la furgoneta de obras marcaba el camino e iba excesivamente despacio. Después de un trecho, que se nos antojó bastante largo, pudimos adelantar y aceleramos el paso. Por aquellas estrechas carreteras noruegas los límites son muy bajos... 80... 70... 50... Incluso a veces 40.
Tuvimos que ir muy rápido, siempre por encima de los límites para poder coger a Luisete. Roberto siempre vigilante de los radares, que allí es mejor que no te pillen. Te cuestan una pasta y te inmovilizan el vehículo el tiempo estimado por ellos, que debe de ser un día mínimo, además de la posibilidad de acabar encarcelado… Y no es una exageración 🤦🏼‍♀️  En ese sentido tuvimos suerte (y mucha pericia de mi piloto 🥰)
Finalmente alcanzamos a Luisete y nos colocamos delante suyo marcando el camino. Cuando llegábamos a un cruce, semáforo o cualquier otro punto delicado, bajábamos considerablemente la marcha para que la moto no tuviera ni que frenar. Afortunadamente, los semáforos duraban muy poco, y en el tiempo que veíamos a lo lejos que se ponían rojos, reducíamos la velocidad, y para cuando llegábamos, ya estaban verdes, menos mal 😅  A la moto de Luisete no le funcionaban ni los relojes, ni el cuenta kilómetros, ni nada electrónico. En ese estado llegamos a Tromsø.
Ya habíamos localizado por Internet una tienda de suministros de automóvil, a la que conseguimos llegar a duras penas. Nada más parar la moto se quedó totalmente sin batería y ya no arrancó más.
En aquel local no tenían lo que necesitábamos, pero el chaval nos dijo que un concesionario, el único de la ciudad y de BMW,  estaba abierto. Allí que se fueron Roberto y Luisete con nuestro ArmarioVeloz, mientras yo esperaba junto a la moto averiada de Luisete en un gran parking al aire libre.  Afortunadamente volvieron con una batería cargada exactamente igual que la suya. La tenían preparada para otro cliente y al ver el apuro, se la vendieron 😅 Que contentos los vi aparecer! 😄😄👏🏼👏🏼👏🏼
Montaron la batería nueva... Y nuestro gozo en un pozo😥  La batería hizo que la moto arrancara pero seguía sin cargar... El problema al parecer, no era ese. Decidimos ir al concesionario BMW a ver si podían darnos alguna solución. Pero allí no reparaban Honda. El chico del concesionario nos sacó un cargador para poder cargar la batería vieja y así continuar hasta nuestro próximo destino (Me sorprendió la gente tan amable y dispuesta con la que nos encontramos en todo momento).
Él chaval nos recomendó un concesionario en Bodø... Pero claro, era sábado y hasta el lunes no abrían.
Eran sobre las 12,00 y el muchacho cerraba a las 14,00. Nos dijo que no podía quedarse, que tenía el cumpleaños de su suegro y no podía entretenerse más tiempo. Amablemente, nos dejó el cargador enchufado en la calle y nos preparó una mesa de madera con bancos para que la espera nos fuese más amena. Él solito agarró la mesa, que pesaba lo suyo, era bastante fuertote💪🏼, y nos la colocó en un lugar donde no pegaba aire. Afortunadamente el sol seguía haciéndonos compañía.
Había que esperar unas 5 horas a que se cargara. Allí sacamos nuestras viandas y dimos buena cuenta de ellas. El chico nos ofreció el baño... E incluso si queríamos lavar las motos con una pistola de presión entre tanto, que majo 😄
A las 17,00 horas la batería había cargado solo el 30%. Decidimos no esperar más y salir, ya que se nos iba a hacer muy tarde. La opción elegida era intentar llegar con la batería nueva, y en caso de que se descargase, sustituirla en ese momento por la vieja. La salida de la ciudad resultó ser otra pequeña odisea, puesto que nos metimos en una red de túneles subterráneos con rotondas y cruces dentro de ellos 😅. Algo bastante curioso e inusual para nosotros.
Decidimos que nuestro destino fuera Ballangen, a 270 km. ya que Bodø era demasiado largo en las condiciones en las que estaba la moto. Allí llegamos nuevamente por los pelos. Tendríamos que pasar en aquella población lo que quedaba del sábado y el domingo.
El lugar resultó ser idílico. Nuestra cabaña estaba situada en el borde de un fiordo.  En aquella latitud seguía sin hacerse de noche totalmente. Después de una buena ducha y una suculenta cena en el restaurante, nos dedicamos a hacer fotos en aquel atardecer continuo y disfrutar de tan bello paraje.
Fue un día en el que íbamos casi en todo momento con el “culo prieto”🤣 , bastante agobiante y con mucha angustia. A pesar de la tensión del día, y una vez relajados, volvimos a pasar otra velada más entre risas y bromas.
Estos chicos son geniales. No se les pone nada por delante y sacan soluciones de las piedras 😄😄👏🏼👏🏼👏🏼







 
 
 
 
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